UNA IGLESIA BÍBLICA

UNA IGLESIA BÍBLICA: REFUGIO, ESCUELA y EMBAJADA DEL REINO

 Introducción
En tiempos de guerra, las personas buscan refugios seguros lejos del peligro. De forma similar, el cristiano vive en un campo de batalla espiritual constante, donde las ideas, valores y sistemas del mundo se oponen al diseño de Dios. En este contexto, la iglesia no es opcional: es un refugio que protege, una escuela que forma la mente conforme a Cristo, y una embajada que representa al Reino de Dios en medio de una tierra hostil. Este artículo reflexiona sobre estas tres funciones esenciales de la iglesia, mostrando su papel vital en la vida del creyente y en el cumplimiento del propósito de Dios en la historia.


Iglesia como refugio: Imaginemos una tercera guerra mundial. Las fuerzas armadas del país convoca a varones mayores de 19 y menores de 50 años para apoyar en el área de salud. Mientras nuestros familiares responden a dicha solicitud, los demás tienen que resguardar sus vidas alejándose de las zonas de peligro. Los de la capital de Santiago deben irse hacia el Sur extremo, los del norte deben buscar campos protegidos entre los cerros y montañas. Los de la zona centro deben trasladarse también al Sur extremo. Lo más importante es que nadie puede quedar habitando en zonas urbanas, todos deben buscar refugio, ya que, las zonas urbanas son objetivos prioritarios y tienen mayores riesgos de daños colaterales, afectando viviendas, hospitales, escuelas, etc. Son prioridad por cuánto son objetos estratégicos.

Ahora bien ¿que tiene que ver la iglesia con esto? Que frente a los diversos ataques del mundo, de la sociedad progresista, de las distintas ideologías que adultera el diseño original de Dios, la iglesia debe ser el campo magnético que cubra todo tipo de ataques que va en contra del diseño original de Dios. Ese campo magnético fue levantado por el poder, la autoridad y la inspiración del Espíritu Santo de Dios en los apóstoles. Por tanto, la iglesia es columna y baluarte de la verdad. Un soporte estructural y una fortaleza que protege la verdad. En otras palabras, la iglesia es donde la verdad de Dios se proclama y se defiende actuando como un faro de luz en un mundo lleno de oscuridad, ataques y distorsión. El cristiano es un soldado que cada vez que se congrega con los santos de Dios, es reforzado mental, física y espiritualmente a través del oído activo de la exhortación, la oración comunitaria y el compartimiento del pan y de los sacramentos. Una vez fuera, debe estar en guardia para combatir tanto de forma ofensiva como defensiva.

Iglesia como escuela; Nuestra vida se lee en función de cómo la interpretamos. Nuestra interpretacion de la vida será conforme a la formación que tengamos. Nuestra formación es en función de cómo fuimos formados, y esto dependerá de nuestra crianza, nuestra cultura y nuestras tradiciones. Por tanto, nuestra educación, la cultura de nuestro país y continente, nuestro origen familiar, son algo así como nuestros lentes a través de los cuales leemos todo lo que ocurre en nuestro rededor. Esto también es denominado como nuestra cosmovisión de la vida, que básicamente significa la visión de nuestro mundo. Pues, en lo que respecta, nuestra visión del mundo debe ser completamente cristiana – ¿Por qué? – porque esa es nuestra identidad, Cristo. Esto implica que debemos esforzarnos por actuar conforme a los preceptos, principios, normas, que se expresan en la biblia. Ya que, una cosmovisión cristiana implica un estilo de vida temerosa de Dios.

Ahora bien ¿La biblia me entrega absolutamente todo lo necesario para aplicar y proceder conforme a la voluntad de Dios en cada área de mi vida? Para eso está la iglesia, para enseñarnos a través de sus maestros dotados por el Espíritu Santo, cada una de las cosas que impliquen la práctica cristiana en cualquier ámbito de la vida. Ya sea en un contexto familiar, social, laboral, eclesial. Tanto el pastor como los ancianos, están para educar, exhortar y aconsejar al soldado cristiano. Vemos al Apóstol Pablo exhortando a la iglesia de que nuestra guerra no es contra carne ni contra sangre, sino que, es contra todo argumento que se levante en contra del conocimiento de Dios (Ef. 6:12). También a Pedro exhortando a la iglesia a estar preparados para presentar con mansedumbre y reverencia a todo aquel que demande razón de nuestra esperanza en Cristo (1 Pedro 3:15-17) y Timoteo quien debe preocuparse de la lectura y de la defensa de las doctrinas cristianas (1 Timoteo 4:13-16) para usar así también, la palabra con precisión, de manera cuidadosa y exacta (2 Timoteo 2:15). De esta forma la iglesia es nuestra Escuela, quien nos educa espiritualmente y nos prepara para nuestra graduación gloriosa delante de Cristo.

La iglesia como embajada del Reino; Los creyentes son ciudadanos celestiales viviendo en una tierra extranjera. Esta ciudadanía define su lealtad, misión y cultura espiritual, lo cual es clave en la función diplomática de la iglesia (Filipenses 3:20). La Gran Comisión es una expresión del mandato del Rey resucitado. Cristo afirma tener “toda autoridad en el cielo y en la tierra”, y la iglesia, bajo su autoridad, va y hace discípulos, actuando como representante real, enseñando y bautizando en su nombre (Mt. 28:18-20) Desde la teología reformada, la iglesia no es el Reino mismo, pero es su manifestación visible en la historia.

Algunas consideraciones:
1.- Cristo es Rey: Cristo reina ahora desde el cielo (Salmo 110; Hechos 2:33-36). Su Reino no es de este mundo (Juan 18:36), pero sí actúa en este mundo a través de la iglesia (Col. 1:13).
2.- La Iglesia es su cuerpo visible (Ef. 1:22 – 23): Cristo, como Cabeza, actúa en la historia por medio de su cuerpo, la iglesia. Ella administra sus mandatos, sus ordenanzas y sus embajadas de reconciliación. y Palabra la de Ministerio.
3.- los sacramentos: Calvino enseña que la iglesia ejerce su rol de embajada mediante la predicación fiel y la administración de los sacramentos como medios del Reino de Dios (Institución IV.1.9–10).
4.- Peregrinaje y testimonio: Como iglesia peregrina (Heb. 13:14), actúa como embajada extranjera en una tierra hostil (1 Pedro 2:11), mostrando la cultura del Reino y anticipando la consumación futura del Reino en gloria.

¿Que implica esto en la iglesia?
1.- Autoridad delegada: La Iglesia actúa bajo la autoridad de Cristo como verdadero Rey y no de forma autónoma o pragmática (sentido antropológico). Su doctrina, disciplina y misión deben estar conformadas a la Palabra de Dios y no a conveniencias culturales. La iglesia es nuestra Escuela para el Reino.

2.- Representación cultural del Reino: La Iglesia en cierto sentido, encarna los valores del Reino gracias a la intervención del Espíritu Santo en los corazones regenerados; Justicia, misericordia, santidad, verdad, humildad (Ro. 14:17; Mt. 5-7). Con esto muestra al mundo cómo es vivir bajo el Señorío de Cristo.

3.- Misión Reconciliados: Como embajada, la función central es el ministerio de la reconciliación  ( 2 Corintios 5:18-20) anunciado así, que Dios reconcilia al mundo por medio de Cristo.

4.- Distinción del mundo:  Así como una embajada tiene leyes distintas a las de un país extranjero, la iglesia debe mantener su identidad Santa y apartada del pecado (Ef. 5:27), aunque involucrada con el mundo.

Conclusión
En tiempos de guerra, el instinto humano busca protección, guía y representación legítima. Así también, en el campo de batalla espiritual, el creyente encuentra en la iglesia su refugio, su escuela y su embajada. Como refugio, la iglesia acoge y protege a los santos del bombardeo ideológico del mundo caído, fortaleciendo sus almas con los medios de gracia y la comunión del Espíritu. Como escuela, forma la mente y el corazón del creyente en la cosmovisión de Cristo, enseñando a obedecer todo lo que Él ha mandado, corrigiendo los lentes deformados por la cultura y enseñando a vivir con temor de Dios. Y como embajada del Reino, representa a Cristo Rey en esta tierra, con autoridad delegada, proclamando su mensaje de reconciliación y manifestando el carácter de su Reino en medio de un mundo que vive de espaldas a su Creador.  

Ahora bien, todo esto solo puede cumplirse en una iglesia verdaderamente bíblica. No basta con estructuras visibles o actividades religiosas: se requiere una iglesia fundada en la Palabra de Dios, guiada por pastores fieles, regida por sana doctrina, gobernada por Cristo, y dotada con los medios de gracia que el Espíritu Santo ha provisto. Una iglesia que predique todo el consejo de Dios, que discipline en amor, que eduque con precisión, y que se distinga del mundo sin huir de su misión.
Por tanto, la iglesia no es un accesorio opcional para el cristiano, sino un componente vital del plan redentor de Dios. Despreciar su rol es exponer el alma a la intemperie del combate sin cobertura ni dirección. Apreciarla y permanecer en ella es caminar bajo la bandera del Reino, formarse en la verdad y encontrar protección bajo las alas del Altísimo. Que los creyentes, entonces, corran a la iglesia como los refugiados a su fortaleza, se sienten como discípulos a los pies de Cristo en su escuela, y sirvan como embajadores fieles del Reino que no es de este mundo, pero que ya ha irrumpido en medio de la historia.