Dios es nuestro refugio
Caminaba triste y sin rumbo. Ya era de noche. De pronto se puso a llover. Corrió buscando un lugar para protegerse, pero no encontraba ninguno. Mientras corría se dio cuenta que había pasado por lugares que le habrían servido. Sin mirar se ubicó en la entrada de un edificio y dijo para sí: “este es mi lugar”. Allí se sintió segura y respiró aliviadamente mientras miraba la lluvia. Después de uno minutos quiso saber dónde estaba. Sus ojos se humedecieron de lágrimas. Conocía ese lugar. Había estado allí muchas veces cuando niña. Era la entrada del templo de su iglesia.
“Jehová será refugio del pobre, Refugio para el tiempo de angustia”
(Salmo 9: 9).